TEXTO: J. P. y FOTO: RAFA ALCAIDE para ABC
CÓRDOBA. La poesía, la prosa, la novela, la literatura de viajes y el ensayo se dan la mano en «El óxido del cielo», última obra publicada de Alejandro López Andrada, que ayer firmó ejemplares en la Feria del Libro. Compone así una trilogía, iniciada con «El viento derruido» y «Los años de la niebla», en la que habla de la desaparición del mundo rural y su cultura haciendo hincapié en este caso en la tecnificación agrícola y las transformaciones sociales que ésta acarrea. Las ventas del nuevo libro, cuenta el autor, que apenas descansa en la firma de ejemplares, «van muy bien».
-¿Cree que influye que su novela «El libro de las aguas» haya sido llevada al cine?– Obviamente cuando llevan tu libro al cine tu abanico de lectores se abre, de esa novela en cuestión van ya dos ediciones. Ayuda a proyectarte pero en cualquier caso siempre tengo mis lectores fieles.
-¿Le satisfizo la película? ¿Repetiría experiencia?– La historia de la película es del director, la atmósfera poética de la novela no está en la película, es una cosa muy distinta a mi novela, pero tampoco me siento decepcionado. Repetiría experiencia.
-Hay quien usa la literatura para inventar mundos e historias. Usted tiende a lo contrario, ¿qué porcentaje de realidad y fantasía hay en sus obras?– Casi toda mi obra está inspirada por gente sencilla de mi pueblo y personas que conocí en la niñez.
-¿Cómo calificaría «El óxido del cielo»?– Es un libro muy completo, está más mi propio yo, mi interior y mi estilo, es con el que más contento estoy. Es un libro muy rico, muy ágil, pasan muchas cosas. Aunque trata sobre la desaparición del mundo rural, tiene otros muchos matices. El título es porque habla de los herradores, de cómo herraban las bestias de labranza y eso es un pretexto para hablar de ese mundo que desaparece.
-Tras esto, ¿qué prepara?– Un tema de espiritualidad, de ética, a caballo entre la novela, el ensayo y la biografía. De cómo un niño que admira a un sacerdote quiere transformar el mundo a través de la Palabra de Dios. Algo místico. Totalmente distinto a lo que he hecho hasta ahora.
-La corriente imperante no es la religiosa, ¿no teme el rechazo de los lectores?– Hay que ser muy valiente, no esconderse, soy profundamente cristiano y creyente, creo en la igualdad y en el amor al prójimo como lo más importante de este mundo.Me da igual si me perjudica a la hora de vender. Un grupo editorial me propuso escribir novela histórica y no quise, no me apetecía, era como prostituirme literariamente.
-En «El óxido del cielo» habla de la desaparición del mundo rural. ¿Cree que la ciudad aleja a las personas de Dios?– Sí, en un pueblo pequeño, en contacto con lo humilde y los pequeños detalles se siente más cerca a Dios que creo que está en la naturaleza.
-¿Sería mejor el mundo si se viviese más en los pueblos?– Sí, la ciudad deshumaniza.
-¿Piensa que tiempos pasados siempre fueron mejores?– Materialmente fue un tiempo más duro y difícil pero espiritualmente se vivía mejor. Ahora tenemos más comodidades, pero la gente es más orgullosa, individualista, ha perdido el sentido moral, ético y espiritual.
-¿Se ha encontrado mucho con esto en su profesión?– Sí, hay mucha egolatría, tristemente. Tengo muy buenos amigos, pero hay gente con altivez y se lo debemos todo a los lectores. Un escritor es como un albañil, un fontanero o un hombre del campo.
-¿Se oxida el cielo de la Literatura actual?– Creo que sí, hacen falta voces independientes. Y voy a ser muy crítico, en este país si sacas un árbol o un pasisaje te dicen que eres un escritor rural cuando en Centroeuropa la literatura de la naturaleza está en boga y curiosamente aquí se traduce. Estoy muy dolido porque me tachan como un poeta menor, se me margina. Pero es que las emociones están igual en Villanueva del Duque que en Nueva York. Me indigna. Parece que para ser moderno hay que hablar de la ciudad o de cosas raras, la gente cree que para ser moderno hay que ser extravagante. A mi me gusta hablar de cosas sencillas que emocionan.
-Ha escrito poesía, novela, ensayo, ¿qué es lo que más le gusta y por dónde camina mejor?-En este terreno que he cogido, una mezcla de géneros. Fundo la novela, el libro de viaje, el ensayo antropológico y sobre todo la poesía en lo que cuento y cómo lo cuento. Me interesa mucho el libro de viajes, creo que me voy a dedicar un poco a la literatura de viajes por la Península, soy un escritor muy ibérico.
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