El Jueves Santo, es para Villanueva del Duque un tiempo de reflexión y de adoración ante el Señor Eucarístico de manera especial, mantenida y aumentada con el paso de los años.
La Semana Santa ya ha comenzado, y los preparativos de los pasos y procesiones hacen un ir y venir de objetos y enseres no habituales por las calles. Todo se está preparando para lograr que la dignidad y el sentir religioso estén a la altura de lo que los fieles celebramos durante estos días.
Pero a pesar de ello, mientras el lógico bullicio es habitual en el pueblo, en la Iglesia Parroquial de San Mateo Apóstol, en un silencio sobrecogedor, se ora ante el Santísimo Sacramento.
Concluida la Misa de la Cena del Señor, masivamente participada, y tras trasladar solemnemente bajo palio el Santísimo Sacramento, portado por los hermanos de la Sacramental del Cristo de la Salvación, precedidos de las banderas de la Adoración Nocturna, hasta el Monumento, el pueblo de Villanueva del Duque se detiene en el tiempo, y acompaña a Jesús, en la noche en la que iba a ser entregado para nuestra redención, orando junto a Él en la que fue su vigilia más amarga en el Huerto de los Olivos.
Bajo la bóveda del coro alto o tribuna, a los pies del templo, frente a la mesa ya desnuda del altar, donde hace poco tiempo se ha consagrado el Cuerpo de Cristo, se ha instalado el Monumento, que como sagrario extraordinario, acogerá de manera especial la reserva del Santísimo, para que unidos en oración ante su presencia, demos testimonio de respuesta de amor a quién es el Amor de los amores, en la noche en la que Él mismo instituyó la Eucaristía, hasta que en los Oficios del Viernes Santo, se dé en Comunión a todos cuantos participan de la Liturgia de la Muerte del Señor.
Esta noche plenamente eucarística, tiene un profundo calado entre los fieles de Villanueva del Duque, que bien a través de los turnos establecidos por las diferentes hermandades, o bien a nivel personal, se hacen relevos ante el Señor, para que en ningún momento permanezca solo.
José Caballero Navas