Bajo este título, publica hoy “El Correo de Álava” un artículo en el que señala que “la maestría de Delibes ha dejado huella en autores que han recreado su estilo y su defensa de los más débiles”. A partir de ahí, el escritor Pablo Martínez Zarracina va nombrando a los autores que, en su opinión, recogen el legado del universal escritor vallisoletano.
Es una alegría y un orgullo para nuestra localidad que entre “el puñado de brillantes herederos”, que menciona Martínez Zarracina, aparezcan dos villaduqueños:
“Es algo que sin duda encontramos también en Delibes, en su atención al paisaje y en su capacidad para captar y desmenuzar sus particulares códigos. Es probable que ese interés constante por el entorno natural hoy sólo podamos encontrarlo en los llamados poetas de la naturaleza, autores como Alejandro López Andrada, Antonio Cabrera o el joven Francisco Onieva.”
Y nosotros una vez más les damos las gracias por ayudar a que el nombre de Villanueva del Duque sea conocido en toda la geografía española.
Julio López para villanuevadelduque.com
Antes de nada, quiero manifestar mi profunda tristeza por la muerte reciente de Miguel Delibes, un escritor al que admiraba hondamente. Por otra parte, me alegra saber que mi nombre aparece en la estela de los seguidores de su obra, aunque, en este aspecto, quiero dejar claro que me veo más próximo a él como novelista que como poeta. Mi obra poética gira en torno a las emociones de mi «yo» en una pura fusión con el paisaje de Villanueva del Duque, parte esencial de mi alma, mientras que en mis novelas no habla mi «yo» sino que lo hacen otros personajes que no tienen que ver nada conmigo pero sí con mi tierra.
De todos modos, insisto en la admiración que siempre sentí por Miguel Delibes, un escritor que nunca pasará de moda y siempre será leído como un clásico.
Un abrazo a todos los villaduqueños de vuestro amigo y paisano, Alejandro López Andrada.
Hay escritores tan geniales que son capaces de crear un universo propio inimitable. Delibes, del que lamentamos su desaparición, era uno de ellos. Me llena de orgullo y satisfacción que mi obra pueda guardar punto de contacto, por mínimo que sea, con un autor de su talla -y que un lector desconocido sea capaz de apreciarlo-. «El camino», «Las ratas» o el libro que se exigía hace unos años en Selectividad, «Los santos inocentes» son referentes de la narrativa española del siglo XX.
Un abrazo
Francisco Onieva